La emergencia italiana

Campamento gitano en las afueras de Roma. Fuente: El País



La comunidad romaní, conocida como gitana, atraviesa una dramática situación en Italia. A la precariedad de los asentamientos donde viven, al creciente nivel de xenofobia social y a las puertas cerradas a las escuelas y trabajos dignos, se suma la persecución normativa desde el Estado. El gobierno de Silvio Berslusconi no sólo desconoce la nacionalidad italiana a los gitanos que nacieron en Italia –que son más del 37% de los 150 mil que hay en el país-, sino que dicta leyes en su contra que, Según Gabiela Boada, coordinadora de Campañas de Amnistía Internacional Argentina (AIA), son preocupantes.

La primera fue una medida del 2008, sancionada por decreto, que habilitó a los prefectos (símiles delegados gubernamentales) a realojar, alejar, o expulsar a los gitanos de sus viviendas, desmantelar campamentos y recuperar zonas ocupadas, por vía administrativa o judicial. La ordenanza fue justificada con un supuesto nivel de "alarma social", dada por la situación de precariedad de la comunidad gitana, y para prevenir posibles problemas seguridad y alteraciones de orden público. La segunda directiva consistió en la toma de huellas dactilares a la comunidad gitana. En un primer momento, la Comisión de la Unión Europea rechazó, de manera informal, la medida, y luego la respaldó oficialmente, alegando que "no hay indicios que las directrices autoricen la recogida de datos relativos al origen étnico o la religión de las personas censadas".

Para Jorge Denich, escritor argentino de origen romaní, este es el comienzo: "Lo mismo ocurrió con la Alemania nazi, primero se les quitó derechos al pueblo judío y después se lo comenzó a exterminar". Denich es una voz atravesada, en carne propia y en Argentina, por las condiciones infrahumanas que históricamente transitó la comunidad romaní. Vivió en campamentos, pasó hambre, y tuvo que aprender a escribir y a leer a los 28 años. "Lógicamente no veo una segunda guerra, pero sí veo un intento por ir hacia esos métodos", señala. La comparación no es desmedida en lo absoluto. No se puede hablar de un plan sistemático de aniquilación, como ocurrió en el período hitleriano, que terminó con la vida de 500 mil gitanos, pero en la Italia de Berlusconi se están emprendiendo accione con un tinte que recuerda aquel exterminio.
En los últimos días, el comisario europeo de Derechos Humanos, Thomas Hammarberg, divulgó un informe en el que demuestra su preocupación por la reciente iniciativa del presidente italiano de hacer un censo de los asentamientos de la comunidad gitana. Además, Hammarberg demunció el nivel de criminalización a los inmigrantes y el "clima de intolerancia" por parte del gobierno.
Matías Noli

0 comentarios: