Prensa ¿gratuita?


Por Brenda Struminger


¿Quién no desea recibir un regalo? Poseer algo repentinamente sin hacer otro esfuerzo que el de estirar la mano y recibirlo. No obstante, si al caminar por la calle se recibe sin cargo alguno, por ejemplo, un diario, habría que preguntarse si se trata realmente de un regalo, o si, por el contrario, se está pagando un precio al recibirlo y consumirlo (un valor ya no monetario, pero sí subjetivo: el del tiempo que se invierte en leer propaganda política)

Ejemplos Argentinos
El de la prensa gratuita es un fenómeno mundial; incluso existen congresos internacionales para estudiar y debatir el tema. En la Argentina, el principal exponente es el diario La Razón. Fundado en 1905 como periódico con precio de tapa, comenzó a distribuirse en forma gratuita a partir de 1998, luego de atravesar diferentes problemas económicos y gremiales. En el año 2000 el diario quebró, y fue rápidamente adquirido por el Grupo Clarín. A partir de entonces, el periódico comenzó a distribuírse en forma libre y gratuita, al tiempo que cambió su línea editorial. (Para información detallada sobre el desarrollo en el tiempo de La Razón hacer click aquí)
Desde hace aproximadamente un año, durante la semana se reparte en diversos puntos claves de la Ciudad de Buenos Aires el periódico matutino El Argentino, de clara tendencia oficialista (basta con leer dos notas de sus tapas para confirmarlo), editado por Sergio Spolsky, conocido empresario de medios, públicamente acusado por periodistas por su manejo periodístico anti-ético, y poseedor de otros medios como la Revista 23, Debate y 7 Días, y el periódico universitario gratuito La U.

Lucha por la opinión
Según el catedrático español de Ciencias de la Información Alfonso Nieto Tamargo, las publicaciones periódicas gratuitas tienen un único y primordial ingreso proveniente de los anuncios que publica, difundiendo exclusivamente mensajes publicitarios o también informaciones de carácter general y especializado. Es cierto que estos periódicos subsisten gracias a la publicidad, pero también al subsidio estatal, y la financiación por medio de empresas con intereses en ciertos sectores de la sociedad: lo que subyace a la distribución de estos dos periódicos gratuitos es una competencia por la opinión pública, otra faceta del enfrentamiento entre el gobierno de turno y los grupos económicos. Sería interesante que la mayoría de la población fuera consciente de que las redes de poder político se entretejen también en torno a este tipo de medios.

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