El Agua, ese líquido precioso



Problemas acuciantes


En una conversación via email con el periodista corresponsal en Europa de diario Clarín, Julio Algañaraz, sobre los principales problemas internacionales en la actualidad, salió a relucir el tema del agua: “La formación de la Cuarta Flota, que estuvo anclada 58 años, demuestra que el nuevo mundo que estamos viviendo -que no es mejor que el anterior, pero si muy distinto-, pone como prioridad el tema del agua dulce, los alimentos y las materias primas energéticas. La única manera de enfrentar el peligro real por lo del Acuífero (Guaraní) y otros temas (nuestro continente tiene mucha agua dulce y se viene una guerra por el agua) sería con un extraordinario ímpetu de unidad política apoyada en poliíicas progresistas y en la consolidacion democrática. Soy escéptico al respecto”.

Su opinión no es mera doxa. Existen cientos de estudios científicos, basados en datos oficiales de organismos internacionales, sobre el problema del agua en la actualidad, que tienen vistas a un futuro poco alentador. Los enclaves hídricos en el mundo son tantos como los conflictos en torno al recurso del agua que se suceden, ya sea a nivel regional (conflictos entre las poblaciones urbanas y rurales de un mismo Estado) como internacional. Estos últimos, más graves, tienen como protagonistas no solamente a aquellos estados fuertes que se instalan en, o cerca de, cuencas, rios, y glaciares de estados mas débiles, sino también a poderosas empresas transnacionales. Sería ingenuo pensar en esos glaciares, acuíferos, ríos, cuencas, solamente como fuente para satisfacer la sed del ser humano: son codiciados principalmente por su capacidades para producir energía, para el transporte de materias primas en forma rápida y económica, y para la agricultura no solamente destinada a la produccion de alimentos sino también de agrocombustibles.


¿Agua privada?

La naturalización de la idea de la privatización de un bien tan indispensable para la vida como el agua dulce, restringiendo el acceso a ella por gran parte de la población mundial, tuvo su marco jurídico en la década de 1990, con la exacerbación del modelo neoliberal que venía gestándose desde la década anterior. Su resultado fueron dos instituciones mundiales (apoyadas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización de las Naciones Unidas y financiadas por las IFI’s -Instituciones Financieras Ineternacionales-): el Consejo Mundial del Agua (World Water Council-WWC), la Comisión Mundial del Agua para el Siglo XXI (Global Water Partnership-GWP), creada en 1998. Encargadas de diseñar la agenda mundial privatizadora del agua, se ocupan de poner condiciones a los gobiernos, a crear préstamos y modificaciones legales, a lograr las concesiones privadas, y a otorgar créditos endeudando a las instituciones públicas encargadas de hacer los cambios e inversiones necesarias diseñar la estrategia privatizadora de la gestión del agua a nivel mundial.

El agua como mercancía

En un mundo cuyo modo de producción es el capitalista, es corriente que todo aquello que tenga valor sea considerado una mercancía. Así como lo es la fuerza de trabajo de los hombres, también lo son los objetos que permiten su supervivencia, como la tierra y el agua. Esto se ha naturalizado con el pasar del tiempo, al punto en que podría pensarse en un futuro donde el aire se transformara en objeto de compra y venta al interior de un mercado mundial “autoregulado”.


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